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Recuentos sombríos

La costumbre de celebrar el inicio de un nuevo año tiene que ver con ciclos de vida relacionados con vueltas de la Tierra al Sol, pero también es inevitable hacer el recuento del periodo inmediato anterior. Es tan malo el resumen de 2014 que mejor sería no tomarlo en cuenta para pedir los deseos de año nuevo pero eso no se puede. Anda rondando la idea de que no es imposible que 2015 sea peor.

La crisis de derechos humanos desatada con Tlatlaya y con Iguala-Cocula ha tenido una resonancia brutal en las conciencias dentro y fuera del país. Pero el problema de México no se limita a esa crisis. En 2014 se produjo un viraje político de consecuencias impredecibles en el mediano plazo. El malogrado Pacto por México dejó su lugar a la reforma energética llevada a cabo en contra de la opinión nacional mayoritaria en todas las encuestas. Un nuevo pacto, exclusivamente de derechas, tomó el lugar de un mecanismo de negociaciones tripartitas –en el sentido de la votación popular del año 2012—que pudo haber llevado al país a cambios democráticos y a iniciar un rumbo de liquidación del Estado corrupto. Se pasó de una idea política realista a una imposición clásica de corte derechista.

El asunto no quedó ahí. La Suprema Corte de Justicia asumió un papel aún más negativo cuando rechazó la solicitud de consulta popular sobre el tema de la energía, con lo cual no sólo se plegó al gobierno de una forma ignominiosa sino que canceló un derecho constitucional del pueblo: el derecho a ser consultado por solicitud ciudadana. Por una parte, México recibió un golpe a su patrimonio. Por la otra, la República fue despojada de un derecho democrático que, aunque de reciente incorporación a la Carta Magna, es tan bueno y válido como los otros. El país requiere de un mecanismo constitucional asequible y eficaz para dirimir grandes controversias, pero la Suprema Corte analiza el asunto de otra forma y, sin dar el menor argumento medianamente válido, le ha impuesto al país el callejón sin salida de los contratos petroleros inconsultos.

Cuando ya habían ocurrido los hechos de Tlatlaya e Iguala-Cocula se presentó un escándalo de gran dimensión: la fortuna oculta de la esposa del Presidente. Como es natural, fue peor la explicación dada que la violación de la ley por parte de Peña al no declarar los bienes de su cónyuge. Hay una monumental burla popular sobre la fortuna que se había ocultado y sobre las sedicentes compras a los contratistas del gobierno mexiquense de Peña, incluyendo la supuesta adquisición de otra casa al mismo empresario pero por parte del actual secretario de Hacienda y ex responsable de finanzas del Estado de México.

Y cuando estaban en su apogeo las carcajadas burlonas provocadas por las explicaciones increíbles y ridículas, un secretario de acuerdos de un tribunal unitario nos recetó una sentencia con la que fue absuelto Raúl Salinas por haberse robado dinero que le entregó para ese propósito su hermano Carlos hace ya muchos años: la justicia lenta, lentísima, casi siempre termina en injusticia. Eso ya no generó tantas bromas pero sí el mismo enojo que el latrocinio nacional consuetudinario.

Que todo lo anterior se lo merece el país por tener opciones malas es quizá una respuesta pero poco convincente. Nadie se merece eso. Y, cuando en tales andanzas estábamos, se consolidó el fenómeno internacional de la caída del precio del crudo con lo cual el país está perdiendo la mitad de sus ingresos por tal concepto. Mientras, la gasolina ha seguido subiendo y el secretario del ramo afirma con un cinismo que no se puede ver en ninguna otra parte del mundo que el precio del combustible no lo determina –como antes se dijo hasta el aburrimiento—su referencia internacional sino las exigencias fiscales, es decir, la pura necesidad recaudatoria.

Y, lo de siempre, los salarios mínimos no tienen aumento en términos reales para el año que comienza.

Inicua restauración

Esta semana, en el país con uno de los peores sistemas electorales del mundo, Estados Unidos, se llevaron a cabo más de 140 consultas populares sobre empréstitos, aborto, mariguana, portación de armas, salario mínimo, gastos presupuestales, controles de precios de medicinas, excarcelación de reos, entre otros temas. En México, de las cinco consultas solicitadas, cuatro fueron desechadas por la Suprema Corte y una más por el Congreso. El Estado mexicano considera que aquí no hay nada que votar.

El nuestro es un país donde no se consulta a la gente y lo peor es que no se quiere. La Suprema Corte, en la que se depositó la función de calificar la constitucionalidad de las consultas ha salido con una increíble versión de lo que dice la Carta Magna. Pero esa oligofrenia fingida no demuestra otra cosa que la existencia de una consigna exitosa del poder Ejecutivo sobre los integrantes de ese tribunal, con excepción de Cossío.

Es absolutamente insostenible en cualquier lugar en donde se discuta de verdad que cuando una ley dice que no se pueden poner a consulta los ingresos y los gastos del Estado se lea otra cosa: que no se deben consultar temas que eventualmente puedan tener un impacto en ingresos o en egresos públicos, es decir, todos los temas. Así están las cosas en México. El agregado más hilarante lo dio la misma ponencia ganadora del gran premio a la oligofrenia fingida, la presentada por la ministra Luna Ramos: se lesionaría el derecho humano al medio ambiente sano si se derogaran las recientes reformas energéticas. O sea, que si se produce más petróleo se disminuye la contaminación. Eso hay que llevarlo a la ONU… con su autora.

Las recientes decisiones de la Corte que han dejado al país sin consultas populares son una sustitución política. Los ministros en su mayoría tomaron partido en la confrontación de ideas e intereses en el tema de energía y se inclinaron a favor de la reforma aprobada por el PRI y el PAN, tal como lo expresó sin dobleces ni miedo a la recusación la ponente, la ministra Luna Ramos, en un evento empresarial, tres días antes de la decisión en el tribunal. La proclama de la reforma energética en el sentido de que se busca aumentar los ingresos públicos es parte del debate, pero la Corte no sólo la dio por válida sino que consideró que toda la reforma tiene un solo propósito fundamental: el incremento de los ingresos públicos. Sin embargo, esa falacia es justamente la que llevó a millones a firmar para pedir que el pueblo vote en urnas la validez política de la reforma cuestionada. Véase entonces cómo se ha sustituido a la ciudadanía con los ministros de la Corte. Es éste un golpe a la República.

Podría decirse que muy pocas veces en la historia una reforma constitucional ha tenido el bautizo que ha padecido el derecho a la consulta popular. El primer intento de votar algo de la mayor trascendencia nacional fue transformado en la anulación del derecho en sí. A su vez, el derecho mismo ha podido ser nulificado mediante un texto insostenible en cualquier otro tribunal en el mundo. Ya se conoce la forma de hacer interpretaciones a la mexicana pero ahora los ministros han llegado al extremo de la ridiculez. Y digo que fue el primer intento de consulta, así, en singular, porque las peticiones patrocinadas por el PRI y el PAN no fueron sino maniobras políticas para que el rechazo a la consulta sobre energía no quedara sola. El PRI llegó al extremo de proponer una consulta sobre un tema electoral a pesar del texto de la Constitución al respecto. El PAN reivindicó una consulta sobre el salario mínimo, el cual jamás ha sido preocupación de ese partido y, además, se redujo durante los doce años de presidencias panistas.

El avance democrático que suponía el nuevo derecho a la consulta ha quedado hecho trizas justo cuando el país pasa muy malos momentos. Esto es como volver a los años cincuentas y sesentas. Es una inicua restauración.

Responsables y culpables

Responsable y culpable puede ser lo mismo en el derecho penal pero no es así en el terreno de la política. “Actos u omisiones que redunden en perjuicio de los intereses públicos fundamentales o de su buen despacho” es la materia de la llamada responsabilidad política que se castiga con la destitución y la inhabilitación. Comisión de delitos por parte de servidores públicos se penaliza en el mismo plano que si se tratara de otra persona. Y, finalmente, la sanción administrativa se refiere a los actos u omisiones que afecten la legalidad, honradez, lealtad, imparcialidad y eficiencia en el desempeño de las funciones públicas.

Nadie ha señalado a Ángel Aguirre como posible culpable de los asesinatos, lesiones y desapariciones forzadas de Iguala. Se le ha imputado responsabilidad política por no haber impedido la acción policíaca, aun cuando los agentes eran de Iguala y de Cocula, mediante la intervención de la policía del Estado. El tener responsabilidad política implica la separación del cargo. Eso es lo que ha sucedido con Aguirre y lo que debería suceder con Osorio Chong, quien también ignoró lo que estaba por ocurrir, lo que estaba sucediendo y lo que había pasado en Iguala, al grado de no hacer absolutamente nada y, al rato, señalar que Guerrero debía encarar solo el problema. También lo hizo Peña, pero tenemos una Constitución que exime al presidente de la República de responsabilidad política y le asigna al Congreso la remoción de los secretarios de Estado mediante juicio político.

La dirección del PRD se negó a pedir que Aguirre se retirara de la gubernatura, pero el Comité Ejecutivo Nacional, cinco días después, ha tenido que admitir que en Guerrero debe nombrarse un nuevo gobernador. Esta es una función política del partido gobernante: lograr el relevo de uno y nombrar al sustituto. Así es en todo el mundo. Pero en México seguimos con la vieja idea de que la responsabilidad política sólo la puede exigir el presidente de la República, como era antes.

La separación de Ángel Aguirre no resuelve el problema de los heridos y desparecidos, mucho menos de los asesinados, pero implica que el PRD ha tenido que asumir finalmente su propia e innegable responsabilidad. El argumento de que el gobierno federal es también responsable no le autoriza al PRD a tratar de eximirse.

En Los Pinos se sigue buscando que la responsabilidad recaiga exclusivamente en el PRD. Más aún, Murillo Karam nos quiere hacer creer que José Luis Abarca y su esposa eran los jefes del grupo delincuencial, pero las relaciones hampa-políticos no funcionan así. La delincuencia del aparato público es mayor que la de los narcos pero su especialidad es robar bienes públicos y morder cuanto se pueda. En cambio, el control de gobernantes por parte de la delincuencia común se lleva a cabo mediante una relación de fuerza. Ya habrá tiempo de que las cosas queden claras al respecto.

Por lo pronto, el gobierno de Peña seguirá recibiendo presiones procedentes del extranjero, las cuales son las que más le importan como se demostró en el caso de Tlatlaya que ya había sido cerrado. Aquí también Osorio (más el secretario de la Defensa y Eruviel Ávila) tiene responsabilidad política por haber dado por un hecho cierto la falsa versión del puro enfrentamiento entre presuntos delincuentes y soldados.

Todo esto nos impone la formulación de una nueva política de seguridad que deje atrás lo que ha sido inoperante y todo aquello que se quiere imponer como parte de un proyecto fracasado. Cuando los narcos dirigen a la policía (lo cual no es nuevo) se demuestra que el proyecto de Estado policíaco es doblemente inícuo. La base sobre la que descansa la actual crisis de violencia es el Estado corrupto mexicano. Esto es lo que el gobierno priista y el PAN no han querido reconocer.

La crisis política concreta

¿Cómo se va a encarar la crisis política concreta desatada con motivo de los hechos de Iguala? Esta pregunta debe ser respondida sin titubeo y con sentido de justicia. Quien está más obligado a hacerlo es el partido que gobierna Guerrero, el PRD.

Los asesinatos, lesiones y desapariciones de Iguala son hechos relacionados con la violencia y la inseguridad que afectan al país. Pero hay elementos peculiares. El gobierno municipal de Iguala (parece que también el de Cocula), a través de la policía, realizó acciones ordenadas por Guerreros Unidos, grupo delincuencial. El gobierno de la entidad no se enteró de lo que estaba pasando y si lo hizo no actuó de ninguna manera. El gobierno federal se despreocupó a tal grado que sus efectivos de policía y ejército se mantuvieron de espaldas al crimen que se cometía en calles cercanas.

Hemos visto al respecto hombros levantados, caras de sorpresa. Y algo más: se dice que lo importante es que aparezcan con vida los 43 estudiantes de Ayotzinapa antes de analizar lo que ocurrió en Iguala desde un punto de vista político. Se llega a decir que no hay que politizar el problema, es decir, la acción política de las autoridades locales ni las omisiones políticas de las autoridades de la entidad y del país. Sí, la mayor preocupación es por los estudiantes secuestrados, pero eso no debe impedir que se analicen las responsabilidades políticas que están a la vista.

El PRD no debe sumarse a los hombros levantados ni salir ahora con la inicua propuesta de que el gobierno federal investigue a los candidatos, lo cual significaría que el partido gobernante pudiera intervenir en las postulaciones de los demás partidos. Eso corresponde a un Estado de policía.

Es mejor tratar de incidir en la crisis concreta abierta por los hechos de Iguala. En Guerrero debe haber un nuevo gobernador. El gobierno de Aguirre ha perdido interlocución con grupos muy activos que realizan acciones violentas cuyas consecuencias podrían agravarse. Hay que reconocer que Ángel Aguirre ha perdido autoridad moral y, en esa vía, toda autoridad política, en Guerrero y en el país, por haber ignorado o no haber hecho caso de que en plena calle estaban ocurriendo graves violaciones a los derechos humanos, lo cual lleva a la pregunta: ¿cómo se está gobernando en Guerrero? El secretario de gobierno, Jesús Martínez Garnelo, responde con claridad al decir que “como el presidente municipal (de Iguala) no contestó el teléfono sino hasta la una de la mañana, no pudo el gobierno del Estado intervenir”. Cierto que el gobierno federal tuvo la misma omisión pero ése no es del PRD sino del PRI que, siempre lo hemos dicho, son diferentes o debieran serlo.

Para el PRD las cosas son aún más complicadas porque los hechos de Iguala demuestran, una vez más, lo incorrecto de cuatro líneas de acción: 1) Postular candidatos que tienen alguna popularidad aunque no compartan el programa de izquierda ni una ética democrática. 2) Mantener dentro del partido casi a cualquiera aunque su conducta sea reiteradamente contraria al contenido programático y de línea política. 3) Dejar que los grupos internos decidan libremente a sus candidatos, según la cuota que les corresponda, sin que el resto del partido pueda opinar sobre la idoneidad de los mismos. 4) Hacer alianzas electorales pragmáticas y gobiernos de coalición con partidos y personas que aplican una política contraria a la del PRD y no comparten planteamientos de izquierda. Estas líneas incorrectas han llevado poco a poco a ese partido al descrédito, a un déficit de autoridad moral y a un deterioro como opción democrática y popular. Por ello, esas cuatro líneas deben ser eliminadas total y definitivamente, sin dobleces, sin engaños, sin entretelas, sin hipocresías.

A medio camino

A la memoria de Raúl Álvarez Garín

El movimiento estudiantil de 1968 fue derrotado mediante la violencia y el terror. Sin embargo, dejó una impronta muy profunda en la conciencia nacional. La mayor parte de los avances relacionados con los derechos fundamentales, así como de otras libertades de carácter político, se deben a aquella lucha democrática de la juventud intelectual.

Pero en nuestro país siguen produciéndose masacres y desapariciones. Hay también muchos centenares de presos políticos. Además, la televisión nunca se abrió a la crítica y al debate. La inmensa mayoría de los sindicatos se encuentran administrados por mafias cuyos integrantes no trabajan sino que son unos desclasados. Las instituciones de educación superior siguen sufriendo sistemas antidemocráticos. La educación básica es autoritaria. Los ayuntamientos están sometidos por lo regular a los alcaldes. El derecho a decidir mediante consultas populares está ahora mismo al criterio de la Corte cuando ya se había decidido en el nivel constitucional. El presidente de la República modifica a su antojo el presupuesto mientras reparte miserables prebendas entre diputados y diputadas. Los órganos de auditoría no funcionan bien y carecen de suficientes facultades. La procuración de justicia está controlada por el poder Ejecutivo. El Estado mexicano sigue siendo un Estado corrupto. Y hay más.

Por el otro lado, lo que se ha logrado no es poca cosa pero no es el programa completo del movimiento de 1968: libertades democráticas. No es verdad, como algunos afirman, que el movimiento tenía tan sólo seis puntos petitorios. Mala forma de leer la historia o de imaginarla. Esos seis puntos eran la expresión concreta del gran planteamiento de libertades y de democracia. En este sentido, el movimiento estudiantil no era enteramente socialista pero tampoco dejaba de serlo. No lo era porque no abordó el tema de la riqueza y el ingreso, de las relaciones sociales en general, pero lo era en tanto que buscaba la ampliación del espacio de la lucha social mediante la democracia.

Las ideas anteriores no podrían ser compartidas (ni siquiera analizadas) por los comentaristas incidentales del movimiento democrático más importante de la segunda mitad del siglo XX, pero tienen un significado profundo a la luz de lo que hoy tenemos en el país. El campo de la lucha social está limitado, es demasiado estrecho para tan profunda crisis, mientras que la violación de derechos no es incidental. Tlatlaya no es un hecho aislado. Iguala tampoco lo es.

Lo que ha faltado en México es la lucha de los trabajadores. Me refiero a aquella que es sistemática, independiente, democrática, incluyente. Los estudiantes fueron masacrados y aterrorizados en cierta medida por la ausencia de un movimiento de trabajadores que le fuera paralelo pero con tendencias coincidentes. Muchos empleados y obreros simpatizaban con los estudiantes pero no podían hacer nada pues carecían de instrumentos propios de organización. Todo era entonces charrismo y, ahora, casi todo lo sigue siendo.

La demanda de diálogo público no era un fetiche sino una necesidad política. En tanto hubiera discusión abierta entre los estudiantes que demandaban democracia y el gobierno encargado de la represión y el orden priista, el país podría dar un paso adelante, al menos en el terreno de la tolerancia y la apertura política, lo cual no hubiera sido la gran cosa pero sí algo mejor que lo vivido hasta entonces.

Un ejemplo de que estamos a medio camino: el Instituto Politécnico Nacional tiene una estructura autoritaria como la que tenía en 1968 cuando sus estudiantes y muchos de sus maestros reclamaron democracia para el país. Si el nuevo reglamento es echado abajo, como de seguro sucederá gracias a los estudiantes, sería una lástima que el mismo viejo autoritarismo siguiera prevaleciendo. El IPN debe ser autónomo y democrático. ¿Podrá serlo ahora?

Para mayores datos: Pablo Gómez, 1968: la historia también está hecha de derrotas. Ed. Miguel Ángel Porrúa. México, 2008.

RAÚL ÁLVAREZ GARÍN

A LA MEMORIA DE MI AMIGO Y COMPAÑERO RAÚL ÁLVAREZ GARÍN, DEMÓCRATA Y SOCIALISTA, LUCHADOR POR LOS DERECHOS POLÍTICOS Y SOCIALES. MÉXICO PIERDE A UN GRAN MEXICANO Y HOMBRE DEL MUNDO. LA GENERACIÓN DEL ´68 DEBE RENDIRLE HOMENAJE A QUIEN FUERA UNO DE SUS PRINCIPALES DIRIGENTES, ENCARCELADO CASI TRES AÑOS EN LECUMBERRI POR ÓRDENES DEL GOBIERNO DE DIAZ ORDAZ Y ECHEVERRÍA. RAÚL FUE UN MILITANTE DE LA IZQUIERDA TODA SU VIDA, FUNDÓ Y DIRIGIÓ Corre la Voz Y FUE UNO DE LOS FUNDADORES DEL PRD. RAÚL DEFENDIÓ NUESTRA MEMORIA Y LUCHÓ POR LA APERTURA DE LOS PROCESOS PENALES POR LAS MATANZAS DE 1968 Y 1971, ASÍ COMO DE LA GUERRA SUCIA QUE INICIARON ECHEVERRÍA Y GUTIÉRREZ BARRIOS.  27.09.2014. 

Guerra de los quesos

Durante la guerra fría, los bloqueos comerciales no pusieron las cosas al borde de la guerra. El más prolongado y aún vigente es el decretado por Estados Unidos contra Cuba, país que antes de su revolución hacía todo su comercio con los estadunidenses al punto de que en el GATT figuraba por vía de excepción la cuota azucarera.

Hoy, Estados Unidos está llevando a cabo una política de sanciones a Rusia como respuesta a la anexión de Crimea y el apoyo a los rusos de Ucrania. Pero la respuesta del Kremlin se ha ido por el camino de la escalada de represalias comerciales, las cuales podrían ser contrarias a las normas de la Organización Mundial de Comercio. Al respecto, Vladímir Putin, algo así como un presidente absoluto, se ha lanzado a la guerra de los quesos al firmar un decreto que prohíbe o limita la importación del lácteo así como de carne (vacas locas) y animales vivos (fiebre catarral) de países como Japón, Rumania, Grecia, Italia, Bulgaria y Noruega, después de haber dejado de comprar manzanas a Polonia y leche a Ucrania.

Una cuarta parte del gas que llega a Alemania desde Rusia atraviesa Ucrania y puede dejar de ser suministrada tan luego como las cosas lleguen a un punto que ya está previsto. Al parecer, Obama quiere ir midiendo las respuestas viscerales de Putin pero sin hacer la menor concesión respecto de la absorción total de Ucrania por parte de la Unión Europea y de la OTAN.

Mas no se trata de un regreso a la confrontación de los grandes bloques político-militares de la segunda posguerra, sino de algo más peligroso. Las guerras entre países siempre se han llevado a cabo como expresiones concretas de relaciones de dominio, es decir, de intereses directamente económicos. Hace 100 años se demostró que la llamada “Gran Guerra” era una disputa sobre Europa y otras regiones, por la cual cayeron 15 millones en las trincheras. La llamada “Segunda Guerra Mundial”, con más de 40 millones de víctimas mortales, también enfrentó a unos capitalistas con otros, con todo y la estupidez de Hitler de unir a occidente con la URSS, la cual fue producto de un triunfalismo muy propio de aquella Alemania. Ya no se quiere recordar al militarismo japonés pero era un instrumento de otro imperialismo en Oriente. Dígase de una forma o de otra, con análisis claro u oscuro, con discurso o sin oratoria, con flores o sin ellas, las luchas entre los poderes económico-políticos han llevado a la guerra. Conste que sólo nos hemos referido a dos grandes monstruosidades del siglo XX, pero se han producido muchas más.

Ahora bien, el conflicto con Rusia no parece ser tan grave pues por lo pronto sólo estriba en Ucrania, pero puede crecer. Con otras palabras, la cuestión puede radicar en los quesos pero bajo la posesión de armas nucleares. Rusia tiene bombas y misiles para transportarlas, las cuales –¿ya lo hemos olvidado?—poseen capacidad para sumir al planeta en un invierno durante miles de años.

Hace ya un tiempo (1983), Deng Xiaoping me respondió al respecto que nadie se iba a atrever a desatar una guerra nuclear. Naturalmente yo no podía demostrar lo contrario, pero le dije que algo parecido se había dicho antes de cada gran guerra internacional por lo que no existía garantía de sensatez humana. Deng ha tenido razón. En realidad las fuerzas militares disuasivas son tales en tanto que no se puede saber quienes podrían resultar victoriosos del uso del armamento, pero si las cosas dejan de ser así y todos los poderosos llegan a pensar que la sola amenaza atómica puede ser suficiente para ganar sin llevar a cabo la guerra, entonces se hará posible que la humanidad sucumba bajo el arma nuclear.

Una guerra de los quesos podría ser posible debido a que la Rusia capitalista no puede actuar como potencia sin serlo. O, en otros términos, Rusia no puede hacer valer su poderío bajo reglas actuales del capitalismo occidental. Pero puede hacer la guerra. Eso sí.

Masacre

A Hanin Zoabi, diputada al parlamento de Israel, condenada a guardar silencio por haber expresado su pensamiento

Lo que está ocurriendo en Gaza es una masacre por parte del gobierno de Netanyahu. La política fundamentalista israelí se da la mano con la política fundamentalista de Hamás, quien gobierna Gaza. Son dos fundamentalismos a quien casi todos los gobiernos del mundo les piden que cesen sus acciones bélicas, aunque ciertamente la ofensiva de Hamás es muy débil con misiles casi siempre inofensivos frente a las armas de muy alta precisión de Israel que han logrado crear terror en barrios populares e incluso escuelas: más de mil muertos en menos de un mes.

Palestina ha sido sacrificada en el altar del fundamentalismo nacional israelí apoyado sin matices críticos por parte de la clase política estadunidense, es decir, todas las instituciones y los grandes poderes económicos de ese país. Nada ha regateado Estados Unidos a Israel. La doctrina de la seguridad nacional se ha trasladado en la forma más grotesca hasta el Medio Oriente en donde está claro para ese belicismo que el enemigo es Palestina pues la parte laica del eje árabe ha sido desarticulado tanto por la bancarrota de un socialismo propio que culminó en el mayor despotismo como por décadas de acción política y ayuda militar estadounidense. Hamás juega aquí un papel menos relevante del que se le asigna aunque su política fundamentalista es mentirosa y manipuladora. Los islamitas palestinos saben muy bien que los misiles disparados desde Gaza carecen de capacidad letal, tanto porque Israel tiene defensas antiaéreas como porque muchas armas de Hamás parecen más bien fuegos de artificio. Al fin, si Hamás no gobernara Gaza sino Fatah las cosas no serían diferentes desde el punto de vista político.

El presidente Obama ha pedido el cese al fuego y pareciera que ha dicho lo contrario. El gobierno de Washington es el más importante sostén exterior del gobierno de Netanyahu y de los operadores de la política de ojo por ojo que se aplica desde Tel Aviv. Ningún gobernante occidental u oriental ha apoyado al gobierno de Israel en la masacre que lleva a cabo contra Gaza, pero parece que eso no tendrá ninguna repercusión, ni la más mínima, tal como ocurre con todas las resoluciones internacionales contra el gobierno de Israel aprobadas durante décadas y que ya ni siquiera son leídas. Aquí nadie pide sanciones y a lo más que se llega es a lamentos o ruegos. No hay duda que la existencia misma de Israel con su política de fundamentalismo nacional y su doctrina militarista de seguridad es como algo mágico en tanto que no parece haber la menor capacidad para detenerla o acaso moderarla en aras de abrir el camino de una solución política seria y perdurable en el conflicto que ya no es árabe-israelí sino sólo entre Israel y Palestina. Un pequeño país de Medio Oriente, con el gran apoyo de todo el capitalismo occidental pudo salir airoso ante la otrora coalición del mundo árabe y de gobiernos islámicos. Ahora, Israel tiene frente a sí sólo a Palestina pero no ha cambiado un ápice su política. Palestina vive de la cooperación internacional pero, bien vistas las cosas, también Israel con la diferencia de que este último es mucho más caro.

En conclusión, Estados Unidos y sus socios occidentales tienen que cambiar radicalmente de política frente a Israel porque sólo así se puede abrir paso a la paz sobre la base del respeto a la soberanía de los pueblos, la independencia nacional de cada cual y la vecindad pacífica. Si en Estados Unidos no hay quien pueda empezar a cambiar las cosas al respecto, no lo habrá en ninguna otra parte del mundo: nadie de fuera quiere arriesgarse en aras de una incierta paz en tan estrecho y abigarrado territorio. Mientras Israel tenga todo de su lado seguirá con las masacres de su militarismo fundamentalista.

Nuevo partido; viejos motivos

Al principio, la creación del Movimiento de Regeneración Nacional no fue un rompimiento con el Partido de la Revolución Democrática sino una forma que adoptó López Obrador para actuar en paralelo al que era entonces su partido. Los promotores del cambio verdadero se organizaron alrededor de un liderazgo que actuaba aún dentro del PRD. Lo que ahora se dice no es congruente con la historia de Morena pues el PRD parecía entonces un partido con el que se podía navegar en tanto López Obrador fuera su candidato pero, ahora, es el motivo por el cual Morena parece adquirir existencia.

Ese planteamiento del nuevo partido es peligroso para sí mismo. ¿Si no fuera por el PRD no se justificaría Morena? La pregunta es hasta cierto punto irrisoria pero se deriva de un discurso que también podría serlo. Es evidente sin embargo que Morena es una escisión del PRD pero que ésa no fue producto de una lucha política interna sino de un liderazgo que no encontró el lugar que este mismo exigió. Para tratar de explicar las cosas, López Obrador ha dicho que Morena surgió ante la traición del PRD al firmar el Pacto por México, lo cual es también irrisorio pues el nuevo partido fue anunciado mucho antes del malogrado Pacto.

El Pacto fue la plataforma de búsqueda de acuerdos más amplia que jamás haya firmado un gobierno con las principales oposiciones. Colgarse de la decisión perredista de proponerlo y, luego, firmarlo carecería de objeto si no fuera porque el llamado Pacto ha sido desacreditado por la decisión de Peña de volver a la política de hacer un gobierno sin compromisos con el propósito principal de imponer lo que justamente no estaba en el Pacto, entre otras la reforma de energía. Así, Morena toma como buena la acción del gobierno de desistirse del diálogo político y proclama que no está abierto a tener acuerdos absolutamente con nadie. Pero si esto es así hoy, se asumiría la misma conducta en la eventualidad de que Andrés Manuel lograra la Presidencia de la República. El desistimiento de Peña del compromiso de llegar a acuerdos formales y programados con los partidos de oposición es un arrogante acto de supremacía de un partido que obtuvo sólo un tercio de los votos, lo cual somete al país al dictado de una minoría. Ese criterio antidemocrático, proviniendo del PRI, no es nada extraño, pero ¿también es de la izquierda?

La escisión de López Obrador se quiere justificar con una crítica fuera de foco. La verdad es que el PRD se ha convertido en un partido clientelista, sin debate interno y dirigido con métodos cupulares al punto de impedir la presencia de la ciudadanía politizada. Al aplicar una política confusa se pueden dar los más insospechados bandazos según las circunstancias de cada momento, tales como ciertas alianzas electorales y ciertas relaciones oportunistas con no pocos gobernadores. Carecer de un discurso propositivo, claro e inequívoco abre la posibilidad de hacer cualquier cosa.

Por desgracia, la lamentable situación del PRD no ha sido un acicate para que Morena supere los atrasos políticos. Cualquier tema que no le agrade a López Obrador, tal como el de cobrar más impuestos a los ricos o el de otorgar a las mujeres la libertad de decidir sobre su propio cuerpo (la interrupción voluntaria del embarazo), es declarado innecesario o distractor cuando que en realidad el líder de Morena no está de acuerdo con algunos puntos que han figurado durante muchos años en las plataformas de la izquierda, pero no lo dice abiertamente. Si el PRD ha perdido confiabilidad por carecer de una línea debatida, segura y clara, Morena replica ese aspecto con el añadido de que todos los candidatos son nombrados por López Obrador, cuestión que de seguro llevará a inconformidades en el nuevo partido.

 

Preponderancia

No sabemos cuantas veces más ha de ser necesario decir que la figura de preponderancia fue ideada como traje a la medida de América Móvil (Slim) y de Televisa (Azcárraga), dos grandes monopolios que deben ser tratados como tales. Esa figura obliga y limita a esos dos conglomerados. A quien le ha costado más es al consorcio de Slim porque es más rico. Quien ha tenido que ceder más es Azcárraga porque tiene más poder político. El problema es que ahora se quiere eximir a Televisa mediante una falsificación introducida en la ley secundaria. Eso busca Peña Nieto afanosamente.

Gabriel Contreras, comisionado presidente del Ifetel, dice que no tiene sentido sumar las audiencias de radio y televisión abierta porque son cosas diferentes. Pues sí, justo por eso el preponderante no debería serlo en todo el sector de radiodifusión (radio y TV) sino en el servicio de televisión abierta, altamente monopolizado. Pero además, el Ifetel hizo algo curioso y sospechoso: en radiodifusión declaró preponderante a Televisa en todo el sector y no sólo en el servicio de TV abierta, pero en telecomunicaciones declaró preponderante a América Móvil en los servicios de telefonía fija y móvil así como en el de internet, dejando en el vacío a la TV de paga.

Dice Frank La Rue, relator de la ONU sobre libertad de expresión, que la preponderancia debe ser declarada por servicios. Claro, pues en ninguna parte una figura semejante a ésta se ubica en los grandes sectores sino en cada uno de los servicios y, de ahí, hacia la propiedad cruzada de medios. De otra forma sería mucho más difícil combatir a los monopolios.

En esta coyuntura, López Dóriga se ha lanzado contra el PRD, o contra una parte de ese partido, acusándolo de apoyar a Slim. Ya sabemos qué es lo que nubla la inteligencia. Pero no aporta la menor evidencia: la reforma constitucional fue negociada en sus fundamentos entre el PRD y el PAN, y desde su diseño original abarcaba la contención del monopolio telefónico, el cual había sido producto de una entrega prácticamente gratuita (mordidas no vemos) por parte de Carlos Salinas. Así, una empresa paraestatal se convirtió en el principal pilar del mayor consorcio empresarial privado que ya es trasnacional. Telmex-Telcel ha sido más afectado pues ya tiene que compartir su infraestructura y modificar tarifas, entre otras nuevas obligaciones. Por su lado, Televisa quiere dejar de ser considerada preponderante, pero lo que más quiere es no ser declarada preponderante en TV de paga, donde es un monopolio en expansión. Pero quizá Azcárraga no ha informado al conductor noticioso que el asunto se va a dirimir en los tribunales donde otros pueden tratar de hacer valer la Constitución tal como la diseñamos para que no se pudieran escapar Carso y Televisa. Así que ya podrá la televisora someter a muchos legisladores con su conocido método de chantaje video-político, pero el asunto no estará definido hasta que se pronuncien las resoluciones judiciales en firme.

Una vez más hay que leer el decreto de reformas constitucionales con especial dedicatoria a todos los enceguecidos protectores de Televisa que defienden algo o quieren algo: “Para efectos de lo dispuesto en este Decreto, se considerará como agente económico preponderante, en razón de su participación nacional en la prestación de los servicios de radiodifusión o telecomunicaciones, a cualquiera que cuente, directa o indirectamente, con una participación nacional mayor al cincuenta por ciento, medido este porcentaje, ya sea por el número de usuarios, suscriptores, audiencia, por el tráfico en sus redes o por la capacidad utilizada de las mismas.” Así, en negritas.