¿»Anarcos» a la cárcel?

Río de Janeiro. Una marcha en apoyo a los maestros en huelga que reunió a más de 10 mil personas terminó este lunes con enfrentamientos entre la policía y anarquistas enmascarados. La manifestación comenzó en la tarde y la presencia de la policía fue discreta. Pero entrada la noche se registraron los primeros focos de violencia. Un autobús fue incendiado, los vidrios de varios kioscos y agencias bancarias fueron destruidos e incluso sillones fueron extraídos para usarlos de barricada. El batallón de choque dispersó los manifestantes con bombas lacrimógenas. Unos 200 enmascarados del grupo anarquista “Black Blocs” trataron de invadir el edificio público lanzando bombas improvisadas. “Sin policía no hay violencia, cuando está siempre hay”, dijo antes de los enfrentamientos Hugo Cryois, un “Black Bloc” de 23 años con el rostro cubierto con un trapo negro y con una máscara de gas colgándole en el cuello, y un escudo de plástico con una ‘A’ anarquista blanca. Con la violencia terminó esta manifestación convocada a través de las redes sociales para apoyar una huelga de maestros de escuelas públicas que comenzó hace más de dos meses por un mejor paquete salarial y plan de carrera.

Estas noticias aparecen de vez en cuando procedentes de varias ciudades de América Latina, incluso México. Frente a ellas se observa un festival de condenas y exigencias de cárcel a los anarcos como si se tratara de asesinos a sueldo o secuestradores profesionales, es decir, delincuentes. Se exige que los procesos penales contra las personas que se enfrentan a la policía se lleven siempre a cabo en prisión, como si no fuera un derecho la presunción de inocencia y, por tanto, también cursar un proceso penal en libertad.

Estas exigencias han llegado a la más alta esfera del Poder Ejecutivo. El secretario de Gobernación pide cárcel para todos los detenidos y cambio en las leyes de la Ciudad de México para que las prisiones se llenen de anarcos, los cuales —ha dicho Osorio— no quieren conversar con el gobierno. MILENIO Diario encabeza la nota “Obstruyen leyes del DF combate contra anarcos”. ¿Combate? Dentro de poco se hablará de guerra.

Aquí tenemos varios problemas. La idea de que la cárcel “cura” toda conducta social “indeseada”, el postulado de que los jóvenes que se enfrentan a la policía y manifiestan con violencia su repudio al Estado (todo Estado) son delincuentes, la falta de entendimiento de que estamos frente a un fenómeno internacional en el que son jóvenes los protagonistas, el odio que se propaga a través de los medios de comunicación, la exigencia de “cero tolerancia” y dura lex propia del autoritarismo.

Los anarcos van a seguir porque no son de artificio. Esto más vale que lo entiendan los promotores del odio, los gobernantes y los policías. Esos jóvenes se la juegan con cárcel o sin ella y, naturalmente, lo último que querrían es que los recibiera el secretario de Gobernación. Lo primero que hay que hacer es entender el mensaje y conocer esa forma de resistir la realidad. Está claro que la policía va a seguir haciendo su trabajo y es de esperarse que lo haga bien, es decir, sin arbitrariedad y sin provocación, puesto que se entiende que ella es la provocada. No estamos —aún no, al menos— ante hechos cotidianos, por lo cual el mayor problema ahora es el escándalo mediático para exigir mano dura, lo cual es evidentemente provocador.