Fraude electoral

El PRI pretende clonar sus siete diputados cachirules que se dice son del Partido Verde (así llamado) pero que en realidad son priistas. El mecanismo de clonación se realizaría mediante un fraude a la Constitución y un fraude electoral. Como se sabe, el PRI obtuvo menos del 30 por ciento de la votación pero no obstante su fracaso en las urnas puede sobrerrepresentarse en la Cámara debido a su elevado número de diputados de mayoría relativa. Sin embargo, para estos casos la Constitución dice que el partido que se encuentre en tal situación no podrá tener más curules que su porcentaje de votación efectiva más ocho puntos. Así es la cláusula de tope de sobrerrepresentación.

El mecanismo es sencillo: se le asigna a ese partido un número máximo de diputados y la diferencia entre sus constancias de mayoría y dicho número se cubre con curules de representación proporcional. De esa manera el PRI no podría tener más de 202 bancas en San Lázaro entre unis y pluris. El problema está en que dentro de los diputados de mayoría relativa que se pretenden adjudicar al Verde (así llamado) se encuentran siete cachirules que son conocidos y muy activos políticos priistas. Como esos siete no contarían en las curules de mayoría del PRI entonces este partido tendría derecho a más plurinominales para alcanzar el número de 202. En otras palabras, por cada cachirul el PRI obtendría un diputado adicional de lista de tal manera que en lugar de 202 tendría 209, pero esto es lo que no permite a Constitución.

Al mismo tiempo, esas siete curules plurinominales que el PRI obtendría de manera fraudulenta se le restarían a los demás partidos, de tal manera de que además de hacer un fraude a la Constitución (engañar para impedir la aplicación de la Carta Magna) tendríamos un fraude electoral simple (alterar el resultado de las elecciones).

Si este fraude llegara a consumarse se modificaría la composición de la Cámara de Diputados respecto de la decisión tomada por los votantes, pero ¿con qué propósito? La cuestión es sencilla. El PRI había metido más cachirules en la coalición que pactó con el Partido Verde (así llamado) pero sólo siete lograron obtener el triunfo. El propósito era lograr que la coalición que formó tuviera en su conjunto 251 curules por lo menos y así fue todo planeado: la coalición era para eso. Pero como no todos los cachirules ganaron, el fraude se limita a obtener 249. ¿Por qué Peña Nieto quería la mayoría absoluta directa en la Cámara? No hay más que una respuesta posible y esa es la que usted está pensando.

El fraude se planteó como una necesidad política del presidente de la República vinculada al control presupuestal que, se dice, requiere Peña Nieto para los próximos tres años. No negociar nada del presupuesto con otro partido sería toda una hazaña en los tiempos actuales en México. Como sabemos, la autorización de gasto no pasa por el Senado (el cual no ha tenido cambio) sino que se limita a la Cámara de Diputados y eso lo explica todo.

Si el INE se hiciera cómplice de este fraude maquinado desde Los Pinos habría contribuido a su creciente descrédito. Si, por el contrario, esa autoridad defendiera la Constitución entonces nos enfrentaríamos a un tribunal de pronóstico nada reservado. Pero hay que luchar una vez más contra el fraude electoral.

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