Nada personal

Las deserciones del PRD no deben verse como algo personal aunque también tengan cargas personalísimas pero inescrutables. La división en la izquierda PRD-Morena era ya un fenómeno que como tal obligaba a definir posición, lo cual se vino haciendo lentamente como si la escisión fuera poco importante. Se ha olvidado que la izquierda mexicana llegó a ser opción nacional de poder gracias a la unidad de sí misma, lo cual ahora quiere ser negado justamente a través de posiciones divisionistas que no hacen sino beneficiar a las derechas.

La otra cuestión consiste en el efecto Iguala-Cocula, el cual es de carácter político-moral: acreditar que no se ha sido parte de eso y que se repudia. En este contexto se han dado las separaciones de Cárdenas y de Encinas, entre otras. En efecto, es preciso mostrar indignación frente al gran levantón histórico de Iguala-Cocula, para lo cual se propone dejar claro el deslinde orgánico con el partido que tiene una ineludible responsabilidad política. Pero en  tal propósito se dejará de tener que asumir responsabilidad política a secas, se dejará de tener compromiso militante y, por tanto, obligación de dar la cara.

Otra cosa es la de cambiar de partido, la de irse a Morena como esperanza de México o lo que se quiera, aunque también hay esperanzas personales nada menospreciables. No obstante que el repudio al PRD por su responsabilidad política en los hechos de Iguala-Cocula es del todo entendible y está justificado, quizá sea algo mejor, aunque mucho más difícil, dar la cara en lugar de tratar de lavarla. El PRD de la noche igualense, como partido nacional, era el mismo que el del día anterior aunque el sometimiento del presidente municipal no se había descubierto de la manera como se advirtió tras el levantón de estudiantes de Ayotzinapa. Mas el fenómeno de supeditación a las mafias de narcotraficantes-secuestradores-extorsionadores atraviesa a todos los partidos y hubiera sido pueril creer que la izquierda iba a estar al margen. Por lo demás, el asunto no está claro todavía por más que el gobierno así lo quiera presentar.

Nada justifica al PRD sino que sencillamente se le tiene que ubicar dentro de una realidad frente a la cual éste ha sido hasta ahora incapaz de presentar otro camino en materia de gestión política municipal y de honradez de sus cuadros. La manera, condiciones y características de la postulación de Abarca como candidato deben ser esclarecidas pero eso no podrá tampoco tapar el fenómeno criminal-político de la sujeción del poder local a las empresas delincuenciales. Por tanto, la separación de connotados y apreciados dirigentes perredistas, con tal de dejar zanjados los crímenes de Iguala-Cocula por lo que a ellos corresponde, no da la menor respuesta al fenómeno que vivimos ni tampoco señala rumbo alguno para superar todo lo que se ha hecho mal o no se ha hecho.

Quien lucha afuera de los partidos o grupos tiene una opción personal del todo válida. Quien asume el compromiso militante (colectivo) quiere cambiar a su país en forma organizada, potenciar su esfuerzo. Así de simple, para no estar dando vueltas. Al mismo tiempo, si no quieres poner tu nombre en el terreno de lo cuestionable, no hagas nada que no sea personalísimo. Si quieres luchar junto a otros, tienes que arriesgar pero nunca callar.